miércoles, 16 de diciembre de 2009

derivación

No sé si es el tiempo.
Una guirnalda extendida sobre ningún sitio o pura dejadez.
Encono; lo llamaron los profetas.
El significado de un silencio al desplazarse sobre la vida.
Un acto que ni siquiera necesita el honor de haber tenido que ser
para machacar a una persona contra el hartazgo.

La idea de introducir al ecosistema una población de machos estériles de moscas para mermar su reproducción (y extinguirlas antes que arruinen la manzana) ha trascendido la chacra, y se ha demostrado eficaz técnica dentro de la cultura. Infiltrados de esterilidad la reproducción-colectivización de ideas libertarias que guíen el devenir -de un supuesto ya- espíritu, no es más que un ademán solitario ante la risotada hiriente del gusano de Bingo Fuell.

No todo es desazón. Esa misma negrura que destilan los días; ese aparente callejón sin salia es la evidencia, la prueba rotunda del desmoronamiento ulterior a nuestros días; del nuevo hombre siempre naciendo a pesar del poder, de las moscas estériles, del encono que propagan para tenernos en ese callejón (donde el desmoronamiento dará a luz un bonito boquete).