martes, 26 de noviembre de 2019

y bueno,,, esta noche volví para charlarme a mí mismo y decirme desalmidonádamente lucido: recordatorio; deslizar la sangre sobre el alma parece un juego a determinada edad. Pero luego no. Nada de juego. Pura e ingente necesidad empecinándose en no morir; amalgama de placeres en un sólo mensaje, en un solo cuerpo en el vacío; un cuerpo que no es el propio sino la otredad; uno, todo uno, tan sólo es una boca, recorriendo ese cuerpo por siglos, hasta que ni boca ni cuerpo quedan en el vacío, vueltos los dos orgasmo se degradan,  y entonces sí, por fin, todo cobra sentido aunque el único testigo carezca de percepción.