Lastimosos impermeables resignifican la tarde; cristalizan la ausencia impertinente que arremete desde el aire; observaciones desechables sobre recuerdos inconclusos formulan el desvencijado andar de mis sueños sobre el mundo, fermenta el mandato de la entraña sin cuerpo, y el resultado final de la locura son estas lágrimas al sol.
hay un desmayo en la saliva
que humedece las palabras
en la boca de quien hiere
y nadie mata;
sobre la fábula de lo aparente
un negro muro empaña
y no son lo ojos los que miran
lo que en su profundidad descansa
El día que imaginaste el zapato adecuado en el ojete correcto resolviste la mitad de tu vida; el resto son palabras recorriendo la materia en la percepción de los días; espiral multíbora, hélice infinita de un barco sin sentimientos, construido por una única estremecida sensación; palabras, sólo son palabras de signos sin humanidad, las que entretejen la piel de lo posible.
hay un desmayo en la saliva
que humedece las palabras
en la boca de quien hiere
y nadie mata;
sobre la fábula de lo aparente
un negro muro empaña
y no son lo ojos los que miran
lo que en su profundidad descansa
El día que imaginaste el zapato adecuado en el ojete correcto resolviste la mitad de tu vida; el resto son palabras recorriendo la materia en la percepción de los días; espiral multíbora, hélice infinita de un barco sin sentimientos, construido por una única estremecida sensación; palabras, sólo son palabras de signos sin humanidad, las que entretejen la piel de lo posible.
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